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Transmition STARTS

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Y entonces la inspiración nunca llegará.
Llevo 20 años sentandome todas las noches en mi escritorio, intentando buscar las palabras correctas para poder crear mi mundo utópico e increíble para mí y los lectores.
Sin embargo no puedo... Las palabras nunca aparecen en mis dedos, ni siquiera en mi pluma y papél.

Siempre me zumo entre mis pensamientos del día; en qué excusa daré mañana, qué comeré cuando el dinero se acabe, qué le diré a mi esposa cuando sepa que no llevaré hoy pan a la mesa...
Y gracias a la miseria de mis fantasmas, jamás logro progresar y siempre termino llorando mi corazón hasta que me desvanezco en la suavidad de mis hojas o en la dureza de las teclas de mi laptop.

Hoy nuevamente me vuelvo a atormentar con mis lamentos, los cuales parecen jamás terminar. Retumban en mi cabeza, hacen que las lagrimas salgan a golpes de mis ojos y mi existencia se vuelve cada lagrima más y más insignificante.

Cuando la penúltima gota de mi ojo cayó...Pasó lo inconcebible.

Un ser pequeño y brillante la sostuvo entre sus manos como si esta fuera un almohadón. Me quedé atónito, viendo al ser con alas parecidas a las de un pichón riendo dulcemente, acomodando su cabecita en mi lágrima como si fuera algodón. Cuando notó que la textura era acuosa, soltó la gota dejandola caer sobre mi papél, sacudiendo la cabeza para intentar limpiarse, quejandose por sentir su cara mojada.

Bajé mi mano con miedo hacia donde estaba el pequeño ser. Se quedó viendo a mi pulgar, el cual era tan grande como la mitad de su cuerpo.
Pasé mi dedo, limpiando su mejilla mojada.
Al sentir su piel suave en mi dedo, me eché hacia atrás con todo y silla, no era una ilusión, se sentía demasiado real para serlo.

El pequeñajo se me quedó viendo un momento, así como mis ojos lo vieron a él.
Era difícil verle más que las alitas y los ojos negros azabache que tenía. Todo su cuerpo estaba cubierto con una especie de luz blanca, como si fuera un foquito.
Empezó a reir divertido, escuchandose casi como el susurro de un bebé riendo. Fruncí el ceño, pues se estaba burlando de mí ¿Cómo no espantarme y caer cuando algo parecido a un ángel miniatura había aparecido enfrente de mí?

El pequeño tomó vuelo, quedando enfrente de mi rostro. Lo miré tieso y con temor. Nunca había visto algo parecido a él. Tocó con su diminuto dedo índice mi nariz, haciendo que desde mi rostro empezara una sensación difícil de explicar, sentí como la gravedad poco a poco dejaba de existir y como el suelo debajo de mis pies se desvanecía, así como mi silla y mi habitación se desvanecían ante mis ojos.

En un parpadear, desaparecí de mi habitación para aparecer en un lugar completamente distinto.
Estaba en una zona repleta de luz, en la cual el planeta dejaba de girar. Mis preocupaciónes, mis penurias y mis dichas desaparecieron en un instante.
Mil millones de luces rodeaban mi cuerpo, y entre todas las luces el pequeño desaparecía para unirse a ellas. Veía las luces completamente asombrado, dejando mostrar una sonrisa ilusionada, la cual no salía desde que era pequeño.

Estiraba mi mano hacia las luces, intentando tocarlas. Pero a pesar de todo mi esfuerzo por tocarlas, se alejaban de mi mano.

Sentía como mi cuerpo flotaba y una sensación de vértigo cruzaba mi estomago.

Las pequeñas luces cambiaban de colores, haciendo paisajes con su brillo, memorias felices, imágenes bellas y amorfas que hacían que la felicidad dominara por completo mi subconciente. No entendía el porqué estaba ahí, ni por qué todo había desaparecido. Pero estaba por primera vez en años plenamente feliz.

De repente, todo se detuvo.

Las luces se fueron apagando poco a poco a mi alrededor, sumiendome en un cuarto con solo una luz al frente. Esa luz se fué acercando hacia mí, mostrando que era el pequeño ser que me había traido hasta aquí mostrando la sonrisa más hermosa que haya visto en mi vida.
Tocó nuevamente mi nariz con su diminuta mano, haciendo que sintiera como mi cuerpo se iba durmiendo desde los pies hasta la cabeza.

Caí de golpe sentado a mi silla y mi rostro azotó contra el teclado de mi laptop en mi escritorio.
Me levanté espantado, volteando hacia todos lados, buscando rastros de lo que acababa de ver...

¿Qué había pasado? ¿Había sido un sueño?

Pero...Qué extraña sensación... Acaso era...

¿Inspiración?

Las palabras empezaron a fluír de mis dedos, escribiendolas directamente en un archívo en la computadora.

Pasaron minútos y horas, pasó media noche y alcancé a ver el sol salir a las 6 de la mañana...
Jamás había sentido tanta inspiración. Era como si alguien me hubiera puesto míl millones de palabras en la cabeza que urgían por salir. Que imploraban ser escritas, que lloraban por ser leídas.

Desde entonces, he escrito 9 libros, 6 de ellos premiados por diferentes editoriales y los otros 3 ahora son best-sellers.

Pero en todos esos libros, aparece un personaje en común...

El pequeño ser, el cual nunca supe que era pero al cual me gusta llamar "Inspiración".

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